Nombre: Esther.
Apellidos: Triviño Dorrego.
Edad: 25.
Nacionalidad: española.
Descripción física: cabello castaño y ondulado, ojos verdes y chicos (como de ratón), nariz chata, boca grande con todos sus dientes, conserva un diente de leche. Pechos redondos y firmes, cuerpo esbelto, culo y muslos sin piel de naranja, curvita en la barriga, gusta de llevar complementos: pulseras, collares, anillos, pendientes, brazaletes, piercings (en ombligo y lengua). Se maquilla poco. Dos tatuajes, uno en el antebrazo izquierdo (la palabra Lumière) y otro en el omóplato derecho (un tribal). Apenas tiene vello y el del pubis se lo rasura, dejándose una delgada línea que muere donde nacen los labios.
Familia: padre y madre, dos hermanas menores (de 16 y 13 años).
Estado civil: soltera.
Ocupación: estudiante de magisterio.
Países en los que ha vivido: España.
Inclinación sexual: le gustan los hombres maduros.
Filias: la música (debilidad por las canciones en español), salir de cañas y de tapas, el verano, su amigo Víctor (y el mejor amigo de éste, Miguel), los chistes de Víctor y de Miguel, los mensajes de texto y los mails de Víctor y de Miguel. Miguel en la cama. Las palabras mongolo y niñato. Le encanta decir “Hola, mongolos” y soltarle a su padre “¿Pero qué me estás contando, niñato?”. Si su padre hace como que se escandaliza, le pide perdón: “Lo siento, pringaíllo”.
Fobias: los enteraos.
Miedos: a sus veinticinco años aún es estudiante. Miedo pues a dejar de serlo. ¿Qué va a ser de su vida? Como suele salir con tipos de más de 35 (Miguel tiene 39), la primera vez le produce mucha tensión que puede traducirse en una rigidez inoperante, como de saco de patatas. No lo comprende, pero la mayoría de ellos la vuelven a llamar.
Problemas de salud: tendencia al estreñimiento que combate comiendo mucha fibra y listo. Alergias primaverales, sarpullidos veraniegos, gripes invernales, tristeza otoñal.
Sueños recurrentes: son dos:
1. Víctor, Miguel y ella están en la playa. Es verano. La gente llega y se va. Las estaciones fluyen y los tres siguen en la playa, donde no deja de hacer calor sólo para ellos. A su alrededor la vida continúa y el mundo gira, los demás envejecen pero ellos se mantienen lozanos, rientes y desnudos. Miguel y ella follan sin tregua. Víctor se trae de vez en cuando a alguna amiguita que se queda unos días y luego se marcha, rumbo a esa vejez de la que ellos han escapado. Una mañana, al cabo de lo que parece mucho tiempo (¿cómo saber cuánto?), ella siente de golpe algo que se asemeja a un leve síntoma de tedio. El sueño se acaba aquí.
2. África, su hermana de 16, un poco pánfila y excesivamente tímida, viene toda colorada a confesarle algo: “Esther, creo que tu amigo Víctor me excita. ¿Es grave?”. A ella le hace mucha gracia: “¿Grave por qué, bonita?”. La hermana responde: “Es que creo que me apetece que me desvirgue”. Ella se apresura a llamar a Víctor, que acude veloz. Mientras Víctor deposita a África en la cama, ella cierra la puerta del dormitorio y se va al salón a fumarse unos pitillos y escuchar algo de música.
Novios conocidos: Diego, Riki, Pablo, Manu, Mariano, Boris (su único extranjero, un francés de origen ruso) y, por supuesto, Miguel.
Algo más que reseñar: tiene un don especial para salir con tipos complicados (es obvio que lo hace a propósito, como lo de prolongar sus estudios, ¿pero quién nos libra del sufrimiento?). El que no está comprometido desde hace una eternidad no sabe lo que quiere, y el que sabe lo que quiere no la quiere a ella. Después de un año con Diego, éste dejó a su novia de toda la vida. Estuvieron juntos dos años más, hasta que él la dejó porque llevaba diez meses con una tal Aida. Todos son unos mentirosos menos Miguel, que simplemente es de temperamento vagabundo. Cada verano les pide a Víctor y a Miguel que le hagan listas de películas y libros ineludibles. Durante el curso le gusta pensar que tiene que hacer deberes que le han mandado sus dos profes (de hecho Víctor fue su profesor en el colegio, cuando ella tenía entre 12 y 14 años). A veces no los hace bien y claro, Víctor le regaña y a Miguel no le queda otra que ponerle el culo caliente. No tiene ninguna ambición en particular, y nunca se le ocurrió vivir en otro sitio: su ciudad de provincias le basta y le sobra, sólo viaja para ir a conciertos y/o de juerga. La característica que mejor la define y que sus amigos siempre alaban es el buen rollo. Nunca se enfada. Remontándose ocho años atrás, perdió la virginidad en un granero, en el pueblo de sus padres, con un mozo del lugar, un tipo rústico pero buen amante. Le gusta verlo de vez en cuando, cada vez tiene más zagales (como él los llama).
Observaciones: se sitúa a medio camino entre un pajar y una autopista.
* Publicado en el blog Breves no tan breves
* Descubre o recuerda Ficha
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