Yo soy dramaturga y directora. Siempre había puesto en escena mis propias obras. Ésta era la primera vez que me enfrentaba a un texto ajeno y, para más inri, de otro país.
Es un texto difícil, muy difícil. Me ha costado abordarlo, pero espero haberlo conseguido, a pesar de lo lejano que me resulta. Y es que en él aparecen dos conceptos que no existen en mi país, a saber: la homosexualidad y el suicidio.
Resulta curioso cómo en el país de la autora la gente se aburre los domingos. Eso es algo impensable en el mío, que es un país alegre donde el domingo vemos a la familia. Debe de ser ésa la diferencia: que nosotros somos un país con arraigados valores familiares.
No hay ningún juicio de valor en mis palabras, tan sólo una constatación: en mi país la gente no se suicida y entre personas del mismo sexo sólo puede haber amistad.
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Qué curiosa me resulta la gente de este país. El otro día me invitaron a una fiesta íntima entre varones. Un amigo que se reunía con amigos y quería presentármelos.
El caso es que, en un momento dado, uno de los chicos eructó con fuerza y todos le rieron la gracia. Otro incluso fue más lejos tirándose un sonoro pedo al que siguieron unas risotadas que aún me impresionaron más, si cabe.
Este tipo de cosas no suceden en mi país. No quisiera decir que somos más educados, pero no se me ocurre otra forma de explicarlo. Yo soy actor y me jacto de conocer el mundo y la mente humana. Pero no sé, supongo que la vida es una caja de sorpresas, lo cual es bueno porque nos evita caer en el desencanto.
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¿Cómo se atreven las chicas de este país a decir tacos? En el mío, si eres una chica y sueltas una sola palabra fea, te quedas sin amigos, es así de simple. ¿Qué hombre va a querer casarse contigo si hablas como una pescadera?
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Hay unos códigos que hay que respetar. Yo lo hago cuando viajo. Lo que no puede ser son esos extranjeros que se sienten como en casa. Conozco yo a uno que se lleva todo el día de broma. Y es lo que yo digo, que bromear es bueno porque nos mantiene jóvenes, pero que, como todo, debe practicarse con moderación. Puede que en mi país exageremos (somos un país pragmático que sabe para qué se levanta por las mañanas) y por eso es bueno recibir gentes de otros lugares que aporten un aire fresco, una novedad. Pero lo que no me parece es que no respeten los códigos. Eso para mí es fundamental. El chico del que hablo es buena persona y tal, pero no sé, se ve que en su país es todo tan distinto.
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Me encantaría quedarme en este país. La gente es tan alegre, tan jovial, tan. No tengo palabras. La gente se quiere, es un hecho. Se ve en sus caras, en esa sonrisa perpetua que es un regalo que te hacen. Llevo dos meses acá y aún no he visto un semblante adusto o triste. Es todo tan diferente en el país de donde yo vengo. Malas caras en el metro, gente que no se saluda por la calle, bocinazos entre los automovilistas, peleas de jóvenes, conflictos vecinales. Toda una serie de conceptos que esta gente desconoce. Una lástima no quedarme, pero debo regresar a mi país y luchar por él.
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Yo tengo gran cantidad de amigos extranjeros y me llama la atención lo diferentes que podemos ser. Es una cuestión de fondo. Los hay que vienen de países donde la gente apenas sale, en otros no saben lo que es descansar en casa, hay algunos donde las chicas pierden la virginidad a los doce años, no sé. A mí que soy una gran viajera me parece que esta diversidad es enriquecedora.
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Lo que más me perturbó en esos países fue la omnipresencia de la mentira en las relaciones amorosas. Los chicos engañan a sus novias, las mujeres a sus maridos. Yo tengo evidentemente miles de amigos que practican sexo fuera de la pareja, o que descubren que les gusta la mejor amiga de su novia. Pero ésta siempre se enterará por ellos y nunca jamás desconfiará. No sé, cada país es un mundo, pero en el mío necesitamos sinceridad. Cuando yo dejé a mi marido por su hermano, lo primero que hice fue comentárselo, por respeto. Y a él le dolió, pero me entendió. Eso es lo importante. Ya se encargará luego el tiempo de curar las heridas.
* Descubre o recuerda Florilegio
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