Carlos está enamorado de Raquel que está enamorada de Gastón que está enamorado de Sara que está enamorada de Toni que está enamorado de Violeta que está enamorada de Carlos.
Pero Carlos es el mejor amigo de Raquel que es la mejor amiga de Gastón que es el mejor amigo de Sara que es, etc.
De manera que Raquel le dice a Carlos lo de Gastón que le dice a Raquel lo de Sara que le dice…
Y lógicamente cada cual calla sus sentimientos frente al amado que de todas formas lo sabe y de vez en cuando le recuerda lo feliz que le hace que sean tan amigos, y entonces despechado y amado se dan un abrazo y van al cine a ver un documental.
Isabel y Adolfo son los únicos que conocen el amor mutuo, y ello desde los quince años.
En cuanto a Luismi y Marina, siempre fueron asexuados.
Entre iniciados los veinte y mediados los treinta, aparte de los cuatro últimos, todos tienen sus aventuras e incluso Carlos llega a sufrir de veras cuando lo deja Natalia que se pasa un mes llorando cuando la deja Toni que nunca debería haber dejado a Zahira que por despecho se folla a Carlos, a Gastón y hasta a Violeta, que haría cualquier cosa con tal de olvidar a Rafa.
Ahora se van acercando a los cuarenta y sólo han sido contraídos dos matrimonios: el de Isabel y Adolfo y el de Luismi y Marina, que ya va por su tercer embarazo.
Dos corrientes de opinión se enfrentan en sus reuniones. Por un lado los fervientes defensores del amor total, ese que todo lo invade y en cuyas manos eres un ser libre, y por otro los adalides de la ausencia de certezas a partir de cierta edad.
- No soporto a los descreídos –se irrita Adolfo bajo la mirada orgullosa de Isabel.
- Tu cerebro tiene acné –le espeta Carlos con la complicidad de Raquel y Sara.
- Chicos, cálmense que estamos entre amigos –contemporiza Luismi.
De vuelta a casa, Sara llama a Toni para reírse de Isabel y ésta felicita a Adolfo por su actuación, mientras Carlos y Raquel se toman una última copa y despotrican del Luismi (“Ése, con su falsa modestia, es el más engreído de todos”). Entretanto, Gastón y Violeta se besan bajo una farola y echan el polvo de sus vidas en un hotel de cuatro estrellas. Beben champagne en el jacuzzi cuando Gastón se queda tieso de un infarto.
En el entierro llama la atención la entereza de Raquel al consolar a una inconsolable Sara. Violeta, destrozada, no ha podido asistir. Carlos y Toni despliegan una sobriedad de rostro impasible y gafas de sol. Isabel, Marina, Adolfo y Luismi lloran con discreción y deniegan con la cabeza.
Ha pasado el tiempo y Luismi y Marina ya tienen un hijo de dieciséis, Samuel, que sale con Maripaz, la hija de catorce de Isabel y Adolfo, divorciados desde hace meses.
Poco después del entierro, Carlos, apiadado, empezó a salir con Violeta que, apiadada, aún no se ha atrevido a dejarlo. Toni y Sara llevan un tiempo viéndose y besándose. Ella no sabe si quiere más. Siempre que Toni le acerca la mano a la entrepierna, Sara le detiene con suavidad y le suelta con enfado maternal:
- ¿Cuándo vas a crecer?
Por lo que respecta a Raquel, anda loquita por un tal Rafa y parece ser que tiene posibilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario