lunes, 22 de agosto de 2011

TRAS LA DEMOLICIÓN - Rafael Blanco Vázquez



El productor
Era un pequeño productor. Se disponía a estrenar la película de un director novel, minoritario, al que le unía un gran afecto. La trágica muerte de éste, en condiciones no esclarecidas, volvió millonario al productor de la noche a la mañana.
Había algo indecente en esta noticia, pensaba el escritor.


El carpintero
La carpintería era su pasión. Tenía cuarenta y cinco años. Se pasaba el día en el taller, puliendo, astillando, componiendo. Una astilla saltó de un tablón, se le clavó en un ojo y lo dejó tuerto.
Al cabo de los meses, se les ocurrió a él y a su mujer, extranjera, aprovechar el talento de ésta para la cocina de su país y abrir un restaurante chiquito, pero coqueto, en un barrio cualquiera de París.
Muy pronto, el restaurante y su cocina exótica se pusieron de moda. No había día que no estuviera lleno. Así seguía siendo diez años después.
Había algo emocionante en esta historia real, teorizaba el escritor.


Tomas
Era el mejor cirujano y el mejor follador de Praga. La Historia lo condenó a limpiar cristales, pero seguía follando como si nada. Más tarde, se retiró al campo con su mujer para trabajar en una cooperativa. Conoció la levedad de la vida sin responsabilidades y un día se mataron, él y su mujer, en un accidente de tráfico.
Había una enseñanza crucial en esta historia novelesca, cavilaba el escritor.


El profesor
Si no le hubiera dejado su primera novia, quizás nunca se habría movido de su ciudad. Tenía veinte años.
Luego se convirtió en “el que yerra” (Juan Perro), en perpetua búsqueda de “todas las perplejidades del mundo” (Cioran).
A los cuarenta se parecía al personaje de Juan Perro:

Nunca se acuesta en el mismo lecho
Mi ánima inquieta y crepuscular
Y aunque termine siempre maltrecho
Soy fiel al hecho de amar

Había una dulce condena en esta biografía, se emocionaba el escritor.


El escritor
Una tarde, paseando, se dio cuenta de su contradicción. Al compilar, comprendió y compendió: la vida se erige sobre escombros, no hay más.



Imagen: Come Along Pond - Doctor Who, de Girl-on-the-Moon en deviantART

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