- Tú eres una zorra.
- Y tú un cabrón.
- ¿A que te como tol coño?
- ¿A que no tienes huevos?
- Ahora verás.
La agarró. Le bajó las bragas. La subió a la mesa. Le comió tol coño.
- Cómo te ha gustado, ¿eh, perra?
- Tú eres un listo.
- Y tú una cachonda.
- Y tú un gourmet.
- La verdad es que sí. Tu potorro es todo un manjar.
- Oye.
- Dime.
- ¿Sabes lo que me apetece ahora?
- No, pero me lo vas a decir tú.
- Que me brindes una linda eyaculación facial.
- ¿Perdón?
- Córrete en mi cara, porfa.
- Pero amor, tú sabes que yo te respeto.
- ¿Perdón?
- No, en serio, hay límites que uno no rebasa cuando ama, y yo te amo.
- ¿A que no tienes huevos?
- Pues claro que no, qué me estás contando. Trae pacá esa jeta.
- Hacemos así. Yo te la chupo y rechupo, de vez en cuando te la pajeo mientras te paso la lengua por la bolsa escrotal, y cuando te vayas a correr no me dices nada. Simplemente me agarras de los pelos, te sacas la polla de mi asquerosa boca y te me corres en toda la cara. Ah, y luego me escupes.
- Un poco exigente estás tú.
- Trae pacá ese pijote.
Felación. Megaerección. Eyaculación.
- ¿Te puedo echar un par de gotas en cada ojo?
- Ay, no, que se me irritan.
- ¿De verdad te piensas que te estoy pidiendo permiso?
- En los ojos no, cuqui.
- Toma clara de huevo.
- Tu puta madre.
- Toma blanco de los ojos.
- Diste en todo el blanco, Rafael Blanco. No veas cómo pica.
- No seas quejica.
- Es que soy muy chica.
- Lo que estás es muy rica.
- Para ti mi almeja clica.
- Oye.
- Dime.
- ¿Y ahora qué hacemos?
- No sé.
- Pues yo tampoco sé.
- Ya sé. ¿Qué te parece que nos despelotemos del todo, nos tumbemos en la alfombra y nos acariciemos el tema hasta hartarnos? Prometo no besarte.
- Como no me beses te zumbo.
- Está bien, prometo besarte.
- Pero tampoco te pases. Cada cosa en su justa medida, ¿no crees?
Imagen: estampa de Shunga
No hay comentarios:
Publicar un comentario