Tenía una idea del amor anterior al amor, y ningún amor cambiaría eso.
Ni ganas de leer, de escribir, de follar. Pero acabar un capítulo, escribir un cuento y echar un polvo. Y seguir deprimido.
Cada día que pasa te conozco menos. No me dejes.
Todos los días la misma rutina con pequeñas diferencias. Todos los días algo diferente dentro de la misma rutina. Todos los días los días.
Pensaba que no podría seguir soportando la monotonía de los minutos, de las horas, de los días. Y lo sigo pensando.
Pasan los días
Pasan las estaciones
Pasan los trenes
Quien no odia a sus padres miente.
Me llevé una hostia del copón.
O hago sufrir o sufro, pero sufro si hago sufrir. Soy digno de sufrir, soy indigno.
Antes me gustaba más el whisky. Ahora prefiero el bourbon. Pero volveré al whisky. Y al bourbon.
Como cuando empiezas una relación y te preguntas cómo harás para cortarla.
Amigo de sus amigos, mío no.
Inútiles despertares y vanas noches, entre el despertar y la noche.
–Me quedaron pulseras pendientes –dijo Rosario haciendo cuentas.
–Necesito evadirme –dijo el hombre libre.
En lugar de disfrutar, el huérfano prefirió preocuparse por sus orígenes.
Cuando encontré mi camino, me fui por los caminos.
Le metí tol nabo en tol chocho. Mientras se corría toa, me agarró tos los huevos. Yo me puse to bizco y solté toa la leche.
No soy ni un bebedor ni un fumador social. Bebo y fumo tranquilo en casa. También follo tranquilo en casa, mientras pienso en mis cosas.
Empapado de melodramática lluvia, el escritor, en la soledad de su apartamento, se lamentó: “Estoy seco”.
–Tengo que dejar de fumar –se dijo el nonagenario.
La incertidumbre del chocho: cuando se baja las bragas, resulta que lo tiene to pelúo.
–¿Las tetas llenas de pelos?
–Llenitas.
–¿Las tetas?
–Las tetas.
–¡Hala! ¡Qué transparente es tu pipí!
–Es que bebo mucha agua. ¿Te lo quieres beber?
–No, gracias. A mí me gusta la orina orina.
Cuando un libro se termina se termina. Cuando una relación se termina la alargamos.
Le gustaban el humor negro, los chistes verdes, los pezones rosas, las carnes rojas, los días grises y el pipí amarillo.
Yo hasta me enfado con el libro que estoy leyendo por ser la vida que estoy llevando. Todo camino que elijo me pesa.
Como cuando evocas el pasado y te equivocas e interpretas el presente y te equivocas y crees que todo se arreglará y te equivocas.
Pequeñas verdades para ir tirando en mitad de un gigantesco error que todo lo envuelve.
¿No te gustaría saber lo que piensan de ti tus ex? ¿Y tu actual?
¿Nunca te dio por pensar, mientras te comías un coño, que quizá en ese momento tu madre estaba cagando?
Tren zarpando del aeropuerto rumbo al espacio exterior.
En todos los países donde vivió, la gente siempre le preguntaba por su madre: “¿Qué piensa tu madre de que vivas en el extranjero?”.
Tengo un problema con la paternidad, qué le vamos a hacer. Así que no entra en mis planes tener padres.
Dile a tu madre que ella a mí también me gusta, pero no de esa manera.
–Iré directamente al grano –dijo dando un rodeo.
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