Algunas noches, tras un día de ocio, sentía que había llegado el momento de escribir algún relato breve.
Se instalaba delante de su ordenador y dejaba que las ideas fluyeran.
Luego se iba a otra pieza a pensar un título.
Aquella noche, al acostarse junto a su mujer dormida, como cada noche ésta lo besó, y él le susurró en los labios: ya tienes otro relato para leer mañana, se llama El diccionario.
Y le embargó una sensación extraña; era dulce que algo que poco antes no existía ni en su imaginación tuviera ahora toda la fuerza de un nombre.
Imagen: Myself Drawing Us, de FinalFantasyEva en deviantART
No hay comentarios:
Publicar un comentario